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¡POR LA FE SARA! (Serie: La Fe).

  • mayesil
  • 9 nov
  • 7 Min. de lectura
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«POR LA FE TAMBIÉN LA MISMA SARA, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ese ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar» (Hebreos 11:11-12).

 

En medio de la historia de la fe de Abraham, se muestra la historia de la fe de Sara.


Juan Calvino comenta: “Para que las mujeres sepan que esta verdad pertenece a ellas tanto como a los hombres, aduce el autor el ejemplo de Sara, en preferencia de otros hombres de fe, pues Sara es madre de los creyentes. Pudiera parecer extraño que su fe sea elogiada, ya que manifiestamente fue acusada de incredulidad, pues se rio de la promesa, no fue risa de asombro o admiración… su fe estaba mezclada con incredulidad; pero en cuanto ella desechó la incredulidad, siendo reprendida, su fe fue reconocida y elogiada por Dios. Lo que ella rechazó al principio como increíble, después al escuchar que venía de Dios, lo aceptó obedientemente… cuando nuestra fe vacila o hace alto en algunas cosas, no por ello deja de ser aprobada por Dios… el milagro obrado por Dios cuando nació Isaac, fue el fruto de la fe de Abraham y su esposa, por cuya fe ellos echaron mano del poder de Dios”.


1. SARA.

 

Sara tenía grandes problemas para creer a la promesa de Dios: 1. SU ESTERILIDAD. Imposible humanamente hablando ser madre así, y además ya había pasado su edad fértil. 2. SU INCREDULIDAD. Imposible de cumplir para ella, por eso se burló de la promesa. 3. SU IMPACIENCIA. Tomó una mala decisión, pidió a Abraham que tomara a Agar para que tuviera descendencia. 

 

El nombre SARAÍ significa “Mi princesa”, “princesa mía”, “mi señora”, limitada a una familia. El nombre SARA significa “Princesa”, “noble mujer”, o “señora”, aludiendo a serlo de muchas naciones, pueblos, o multitudes.

 

Saraí era esposa de Abram; y salió junto a él hacia Canaán, por el llamado de Dios, cuando ella tenía 65 años, y su esposo 75 años (Gn 12:4-6). Saraí era una mujer muy hermosa, y por eso Abram le pide cuando llegan a Egipto, que diga que es su hermana, por temor a los Egipcios (Gn 12:10-15). Dios le promete a Abram un hijo, del cual vendría la promesa, cuando contendía por no haber podido tener hijos con Sara (Gn 15:3-4). Saraí fue impaciente; al no poder concebir, y por tanto, le da a Abram a su sierva Agar para que tenga hijos de ella, y se cumpla supuestamente la promesa (Gn 16:2-4). Esto le trajo muchos problemas con Agar (Gn 16:5-6). Agar finalmente concibe; Dios le dice que llame a su hijo Ismael, y le da una promesa y profecía a través de él; Abram tenía 86 años (Gn 16:9-15). Pero Dios le había dicho a Abraham que la promesa vendría por Isaac, el hijo de Sara, no por Ismael, el hijo de Agar (Gn 17:19). Sara era una mujer diligente; Abraham le encarga preparar comida a los 3 varones que llegaron a él antes de la destrucción de Sodoma (Gn 18:6). Dios promete el hijo a Sara también (Gn 18:9-10). Sara era estéril y de edad avanzada, tenía 99 años, y Abraham 89 (Gn 18:11). Sara, por tanto, se ríe de la promesa (Gn 18:12-15). Abraham también había dudado de la promesa, pero no de forma burlona como Sara (Gn 17:17-18). Finalmente, Sara muere de 127 años en Canaán, y es llorada por Abraham (Gn 23:1-2). Sara es sepultada en la cueva de Macpela, en Canaán, después que Abraham compró ese terreno a los hijos de Het (Gn 23:19-20).  

 

2. LA FE DE SARA.


“Su incredulidad es perdonada y olvidada, pero su fe prevaleció y quedó registrada. Ella consideró fiel al que había prometido. Recibió la promesa como la promesa de Dios; y convencida de ello, juzgó con sinceridad que él podía y quería cumplirla, por imposible que pareciera a la razón” (Matthew Henry).

 

EL NACIMIENTO DE ISAAC.

Sara da a luz a Isaac, después de 25 años de espera, cuando contaba con 90 años, y Abraham con 100 (Gn 21:1-5). Sara reconoce que se había burlado de la promesa de Dios (Gn 21:6-7). Sara fue una mujer santa que esperó en Dios (1 P 3:5-6). Sara creyó que era fiel el que lo prometió (He 10:23). Para el que cree, todo es posible, como le dijo Jesús al padre del endemoniado liberado (Mc 9:23). Si creemos, veremos la gloria de Dios, como le dijo el Señor a Marta al resucitar a Lázaro (Jn 11:39-40). Sara se gozó en ser madre (Sal 113:9). Aunque parezca también tardar, Cristo volverá por segunda vez, esperémoslo (He 10:37; 2 P 3:9).

 

SARA MADRE DE LOS CREYENTES.

Ella es ejemplo de fe, por eso llamada así, como Abraham el “Padre de la fe”. Sara es la madre de todos los creyentes, no la María del catolicismo romano. Agar era la esclava, y Sara la libre, y con sus hijos, representan los dos pactos, el pacto de obras y el pacto de gracia (Gál 4:23-25). En el pacto de obras están todos los inconversos, que están en esclavitud; como por ejemplo los Musulmanes, el Judaísmo, todas las religiones de obras muertas, el catolicismo romano, las religiones paganas de oriente, etc. Sara representa la Jerusalén de arriba, la libre, el pacto de gracia; somos hijos de Sara (Gál 4:26-27). Este es el pacto de gracia, donde están todos los cristianos verdaderos, entre judíos y gentiles.

 

Los hijos de la esclava, persiguen a los hijos de la libre (Gál 4:28-29). Esta es una guerra entre las 2 simientes, el impío asecha al justo, y el justo combate las tinieblas. Ellos serán excluidos del reino, echados a las tinieblas, no heredarán las promesas (Gál 4:30). Somos hijos de Sara, la libre, los herederos de la promesa (Gál 4:31). Los hijos de Agar, heredaran el infierno; los hijos de Sara, los que tienen la fe verdadera, heredarán el cielo. Éramos esclavos, ahora somos hijos y herederos (Gál 4:7). Vivamos como tal, con fe paciente, obedientes, como Sara.

 

3. EL RESULTADO DE SU FE

 

1. SARA RECIBIÓ FUERZA PARA CONCEBIR. La fuerza de la naturaleza y la gracia, que provienen de Dios: Él puede hacer fecunda tanto el alma estéril como el vientre estéril. 2. DIO A LUZ UN HIJO. Varón, hijo de la promesa, consuelo para sus padres en su vejez y esperanza para las generaciones futuras. 3. DE ESTE, SURGIÓ UNA NUMEROSA DESCENDENCIA, COMO LAS ESTRELLAS DEL CIELO. Una nación grande, poderosa y renombrada; una nación de santos, la iglesia y pueblo especial de Dios. Y el mayor honor y recompensa de todos: “de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos”. Ro 9:5” (Matthew Henry).

 

UNA GRAN DESCENDENCIA PROMETIDA.

Cuando Dios llama a Abram, con 75 años, a dejar su tierra y parentela, y salir hacia Canaán, le promete que de él saldría una gran nación, y que bendeciría a todas las familias de la tierra (Gn 12:2-3). Dios le había prometido a Abraham una descendencia tan grande como las estrellas, cuando contendía con Dios por no tener hijos (Gn 15:4-5). Dios promete a Abraham, cuando tenía 99 años, que sería padre de muchedumbre de gentes, al darle la circuncisión como señal del pacto, y cambiarle el nombre de Abram, padre enaltecido, a Abraham, padre de una multitud (Gn 17:1-6). Dios también le promete a Sara, con 89 años, que sería madre de naciones (Gn 17:15-16). El Ángel de Jehová le dice a Abraham, al no rehusarle a Isaac, que su descendencia sería como las estrellas del cielo y la arena del mar (Gn 22:16-18). A Isaac también le confirma la promesa, cuando estaba en Gerar, que su descendencia sería como las estrellas del cielo (Gn 26:4). A Jacob también le confirmó la promesa, al soñar con la escalera en Betel, que si decendencia sería como el polvo de la tierra (Gn 28:14).

 

UNA GRAN DESCENDENCIA CUMPLIDA.

Esto se cumplió primero con la nación de Israel, cuando Dios iba a juzgarlos por medio de los Asirios; ya eran una gran nación (Is 10:22). Y también tiene su cumplimiento con la inclusión de los gentiles a su pueblo, cuando menciona la esposa infiel de Oseas, y sus hijos (Os 1:10), y citada también por Pablo en Romanos 9:24. Abraham se convirtió en padre de muchas gentes, de judíos y gentiles, por la fe (Ro 4:16-17). Abraham creyó en esperanza, a pesar de las dificultades, para ser padre de muchas gentes (Ro 4:18-21). Por la fe de Abraham, pero también por la fe de Sara, por nuestros padres espirituales, vino una multitud incontable, de toda nación (Ap 7:9-10). Pero, sobre todo, por la obra de Cristo vino esa gran descendencia; los 4 seres vivientes y los 24 ancianos le dan gloria a Cristo, por los redimidos de toda linaje, lengua y pueblo (Ap 5:9-10).

 

Consolémonos viendo a Abraham y Sara; de ellos dos multiplicó a su pueblo (Is 51:2-3). Regocijémonos en Sara; pues a pesar de las dificultades, el pecado de su pueblo, incluso la apostasía, la iglesia verdadera, seguirá prosperando (Is 54:1-3).

 

«POR LA FE TAMBIÉN LA MISMA SARA, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ese ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar».



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 9 de Noviembre de 2025: ¡POR LA FE SARA...!



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