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Ā”POR LA FE ABRAHAM OBEDECIƓ PARA SALIR! (Serie: La Fe).

  • mayesil
  • 2 nov
  • 7 Min. de lectura
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Ā«POR LA FE ABRAHAM, siendo llamado, OBEDECIƓ PARA SALIR al lugar que habĆ­a de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.Ā Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;Ā porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es DiosĀ» (Hebreos 11:8-10).

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ā€œDios le pidió (a Abraham) que fuese a una tierra que le mostrarĆ­a y le darĆ­a como herencia. Sin embargo, Abraham nunca llegó a poseer un metro de esa tierra (CanaĆ”n), excepto el lote funerario que compró para Sara, su mujer (Gn 23:3, 20; Hc 7:5). Dios le prometió que harĆ­a de Ć©l una gran nación. Al llegar a los 100 aƱos, nació su hijo Isaac; y 15 aƱos antes de la muerte de Abraham, entraron al mundo sus nietos Jacob y EsaĆŗ. Pero Abraham nunca vio descendientes ā€œcomo las estrellas del cielo en multitud,Ā y como la arena innumerable que estĆ” a la orilla del marā€Ā (He 11:12). Dios llamó a Abraham a sacrificar a su hijo Isaac, porque deseaba probar su fe. Y esa fe triunfó. NoĆ© recibió instrucciones de construir un arca para salvar a su familia del diluvio; Ć©l esperó, y vio su cumplimiento; pero Abraham nunca vio el cumplimiento de estas promesas durante su vida (175 aƱos). Abraham vivió por feā€Ā (Hendriksen & Kistemaker).

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1. EL LLAMADO DE DIOS A ABRAHAM.

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EL LLAMADO.

Aunque no era fĆ”cil lo que el SeƱor le pedĆ­a, como venĆ­a de Dios, fue un llamado eficaz, por el cual se convirtió de la idolatrĆ­a de la casa de su padre (Gn 12:1). Abraham adoraba dioses falsos antes de ser llamado por Dios (Jos 24:2). La gracia de Dios es absolutamente gratuita. Toma a algunos de los peores hombres, y los convierte en los mejores. Dios viene a nosotros antes que nosotros vayamos a Ɖl. Dios le dijo a Abram que dejara su tierra y su familia, para ir a la tierra prometida (Gn 12:1). Dios nos llama a abandonar el pecado, la compaƱƭa pecaminosa, y todo lo que sea incompatible con Ɖl. Somos llamados, no solo a comenzar el buen camino, sino a continuarlo hacia adelante. Esteban recuerda el llamado de Dios a Abraham (Hc 7:2-3). Ɖl no permitirĆ” que su pueblo descanse en otro lugar que no sea la CanaĆ”n celestial.

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LA PROMESA DE DIOS.

Dios prometió a Abraham que el lugar al que fue llamado lo recibiría después como herencia; que con el tiempo, heredaría la CanaÔn celestial; y que, con el paso del tiempo, su posteridad heredaría la CanaÔn terrenal. Dios llama a su pueblo a una herencia. Mediante su llamado eficaz, nos hace hijos, y por tanto, herederos (Ro 8:17). Dios le dijo a Abraham que de él saldría una gran nación (Gn 12:2-3). Cuando Abram y Lot se separan le promete una tierra para él y su descendencia (Gn 13:14-15). Se la daría a su posteridad para que la disfrutara hasta venir el Mesías; y Abraham la disfrutarÔ, con toda su descendencia espiritual, después de la resurrección. Pero Dios le dice que serían antes esclavos en Egipto, y el moriría (Gn 15:13-15). Al mismo tiempo en que Dios le da la promesa a Abram de un hijo, Isaac; le promete la tierra de CanaÔn con limites específicos (Gn 15:18-21). Se la promete también cuando le da a Abraham la circuncisión como señal del pacto (Gn 17:7-8). Esto es una promesa para su descendencia natural, en la tierra de CanaÔn, hasta la venida del Mesías.

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Josué al morir, recuerda al pueblo la promesa a Abraham cumplida en ellos (Jos 24:3). La fe de los padres trae bendiciones a su posteridad. Somos hijos de Abraham por la fe. Esteban resume la esclavitud, la herencia a su descendencia, y la señal del pacto (Hc 7:5-8). La Biblia dice que se repartirían la tierra de Dios (Jl 3:1-3). Es posible que tenga que ver con la dispersión de judíos y la partición de la tierra de CanaÔn, a partir del año 70 d.C, con el asolamiento de Tito y su ejército. Su tierra fue dividida entre turcos y papistas. Pero también puede tener una aplicación con la persecución de los cristianos de un lugar a otro, y la confiscación de sus tierras y propiedades. Al derramar la 7ª copa dice que la gran ciudad es dividida en 3 (Ap 16:18-19). Puede hacer alusión a Jerusalén, la cual es habitada y controlada entre papistas, judíos y Ôrabes. O también puede hacer referencia a Roma, y sus 3 cabezas (Dragón, Bestia, falso profeta).

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Dios estĆ” creando cielos nuevos y tierra nueva (Is 65:17). Esperamos el cumplimiento de esa promesa (Ap 21:1). Su pueblo tiene la promesa de recibir la tierra como herencia, debemos esperarla (Mt 5:5; (Sal 37:9, 11, 18, 22, 29, 34). Esta herencia no se posee de inmediato. Debemos esperar un tiempo; pero es segura, se cumplirĆ” en su tiempo. Esperamos en santidad, la promesa de la tierra nueva (2 P 3:11-13).

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2. LA FE DE ABRAHAM.

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ā€œTan pronto Dios lo llamó, Abraham respondió obediente y presto a hacer lo que le pedĆ­a: ā€œVete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostrarĆ©ā€ (Gn 12:1). Por la fe Abraham salió, sin saber a dónde Dios le llevarĆ­a. Ni siquiera pudo informar a sus parientes a dónde iba, pues que no sabĆ­aā€Ā (Hendriksen & Kistemaker).

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FUE TRAS LA TIERRA DE LA PROMESA.

Abraham viajó desde HarÔn hasta CanaÔn, dejando atrÔs a su parentela. Taré, padre de Abram, primero lo había tomado a él, Saraí, y a lot, para salir Ur de los caldeos hacia CanaÔn, al parecer por conocer el llamado de Dios a Abram previamente (Gn 11:31). Abram sale desde HarÔn hacia CanaÔn, con toda su familia (Gn 12:4-6). Abram honra a Dios en su viaje, al edificarle altar (Gn 12:7-8). Esteban resume su salida (Hc 7:4).

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SALIƓ SIN SABER A DƓNDE IBA.

Atendió incondicionalmente al llamado de Dios. Se sometió a la voluntad y sabiduría de Dios, aunque aún no entendía muy bien las cosas. Nosotros tampoco conocemos bien hacia dónde vamos (1 Co 2:9). Conocemos muy poco del lugar a dónde vamos (1 Co 13:12). Andamos por fe, no por vista (2 Co 5:6-7).

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POR LA FE HABITƓ COMO EXTRANJERO EN LA TIERRA PROMETIDA COMO EN TIERRA AJENA.

Abraham vivió en CanaÔn, no como heredero y propietario, sino simplemente como peregrino y extranjero. Nuestros antecesores caminaron como peregrinos con la mirada en la promesa (v13). Vivimos como peregrinos y extranjeros en esta tierra, siendo ejemplo de vida piadosa (1 P 2:11-12). Nuestra ciudadanía estÔ en el cielo (Fil 3:20-21). No tenemos acÔ ciudad permanente (He 13:13-14).

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MORANDO EN TIENDAS CON ISAAC Y JACOB, COHEREDEROS DE LA MISMA PROMESA.

Dios le había prometido la tierra a Abraham, y le repitió la promesa a Isaac y Jacob. Isaac fue coheredero de la misma promesa hecha a Abraham cuando estaba en Gerar (Gn 26:3-4). A Jacob también le confirmó la promesa, al soñar con la escalera en Betel (Gn 28:13-14). Todos los santos son herederos de la misma promesa. Por la fe, se le dio a Abraham la promesa de la herencia (Ro 4:13). Nosotros somos también descendencia de Abraham, por tanto, coherederos de esa misma promesa; la recibimos por gracia por medio de la fe (Ro 4:16). Si somos de Cristo, somos coherederos de la misma promesa hecha a Abraham (GÔl 3:29).

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3. LAS MOTIVACIONES DE SU FE

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ā€œLa fe de Abraham se proyectó mĆ”s allĆ” de la promesa de un lugar o una tierra, aun cuando Dios le habĆ­a prometido la tierra a Ć©l y a sus descendientes. Abraham sabĆ­a que las posesiones terrenales son temporales; Ć©l siempre tuvo el ojo de su fe puesto en ā€œla ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Diosā€ (Hendriksen & Kistemaker).

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LA CIUDAD QUE TIENE FUNDAMENTOS, CUYO ARQUITECTO Y CONSTRUCTOR ES DIOS.

Es una ciudad que tiene fundamentos firmes, el fundamento de los apóstoles y profetas, cimentados sobre la Roca que es Cristo (Ef 2:20). Es la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial (He 12:22-24). Es la santa ciudad, la nueva Jerusalén (Ap 21:2). Es el tabernÔculo de Dios con su pueblo (Ap 21:3-4). Es la gran ciudad santa de Jerusalén (Ap 21:10-11). Tiene 1 muro y 12 puertas (Ap 21:12-14). EstÔ establecida en cuadro (Ap 21:16). Los cimientos del muro estÔn adornados con piedras preciosas (Ap 21:19-20). Su calle es de oro puro (Ap 21:21). No tiene Templo, sol, ni luna, Dios es todo en ella (Ap 21:22-23). Solo puede entrar en ella los que sean salvos (Ap 21:24-27). Tiene el Árbol de la Vida en medio de ella (Ap 22:2). Es una ciudad sin ninguna maldición (Ap 22:2). Es una ciudad sin oscuridad (Ap 22:3-4).

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ABRAHAM ESPERABA LA CIUDAD.

Esa era su actitud ante esta ciudad prometida. Hendriksen & Kistemaker comentan: ā€œPor la fe sabĆ­a que la ciudad que Dios habĆ­a diseƱado y construido tiene cimientos eternos (Ap 21:14, 19). El anticipaba la nueva JerusalĆ©n, ā€œla ciudad del Dios vivoā€ (He 12:22), a la cual llegan todos los creyentes para buscar alojamiento… Por la fe visualizó la congregación final de todos los creyentes para la fiesta de la redención. El anticipó el advenimiento y la obra de Cristoā€.

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Hagamos como nuestros antecesores, que caminaron mirando hacia la patria y ciudad celestial, el cielo (v14-16). Ellos no vieron cumplida la promesa del Mesías, nosotros sí, tenemos un fundamento mayor para esperar (v39-40). Abraham vio a Cristo por la fe, y se alegró (Jn 8:56).


Nosotros, aunque ya vimos ese cumplimiento; sin embargo, tambiƩn debemos ver a Cristo por la fe, y caminar como peregrinos, en obediencia, hacia el seguro cumplimiento de las promesas eternas, la ciudad celestial.

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Ā«POR LA FE ABRAHAM, siendo llamado, OBEDECIƓ PARA SALIR al lugar que habĆ­a de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.Ā Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;Ā porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es DiosĀ».



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 2 de Noviembre de 2025: Ā”POR LA FE ABRAHAM OBEDECIƓ PARA SALIR!



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