top of page

¡MUCHA PAZ TIENEN LOS QUE AMAN TU LEY!

  • mayesil
  • 5 oct
  • 7 Min. de lectura
ree

«Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo» (Salmos 119:165)

 

“Quienes aman la ley de Dios, su palabra, preceptos y doctrinas, disfrutan de una paz que sobrepasa el entendimiento de los no regenerados, y no puede expresarse plenamente por los santos. No existe para los malos; es exclusiva de quienes aman al Señor. Nada perturbará sus mentes ni quebrantará su paz; aunque sí lo hagan el pecado, las tentaciones y deserciones. Pero ni las aflicciones externas, los reproches y persecuciones de los malos, ni la reprensión de los buenos; ni lo que Dios les hace providencialmente. Aunque en el mundo tengan tribulaciones, en Cristo tienen paz, que el mundo no puede dar ni quitar. No hay tropiezo, nada que los haga apartarse de los caminos de Dios, como a los profesantes formales carnales. No tropiezan con la palabra, con sus doctrinas; y la luz verdadera brilla en ellos... Ven su camino y lo que hay en él, y así evitan aquello con lo que podrían tropezar. No se ofenden fácilmente; tienen ese amor que no es suspicaz ni se irrita fácilmente; y se esfuerzan por no hacer tropezar a nadie, en medio de una generación perversa” (John Gill).

 

1. CONTEXTO.

 

El Salmo 119 resalta y magnifica la Ley divina; y usa 10 palabras para describir la revelación divina. 1. La ley de Dios: proclamada por Él por cuanto es nuestro Soberano. 2. Su camino: la regla de su providencia. 3. Sus testimonios: se declaran solemnemente al mundo. 4. Sus mandamientos o mandatos: dados con autoridad. 5. Sus preceptos: no dados como cuestión indiferente a nosotros. 6. Su palabra o dichos: la declaración de su mente. 7. Sus juicios: enmarcados en sabiduría infinita. 8. Su justicia: regla y norma de lo bueno. 9. Sus estatutos: siempre obligatorios. 10. Su verdad o fidelidad: verdad eterna, durará por siempre.

 

El Sal 19:7-11 describe la Ley de Dios, y lo que produce en los que la guardan: “convierte el alma”, “hace sabio al sencillo”, “alegra el corazón”, “alumbra los ojos”, “permanece para siempre”, “mas deseable que el oro; y más dulce que la miel”, y que “en guardarla hay grande galardón”.

 

Los versos 161 al 168, el contexto de la cita, enfatiza en amar y guardar la Palabra de Dios. Matthew Henry comenta: “Aquellos cuyos corazones reverencian, sobrecogidos, la palabra de Dios, prefieren soportar la ira del hombre, antes que quebrantar la ley de Dios. Por la palabra de Dios somos ganadores indecibles… Mientras más veamos la belleza de la verdad, más veremos la odiosa deformación de la mentira. Tenemos que alabar a Dios aun por las aflicciones, porque por medio de la gracia, obtenemos el bien de ellas. Quienes aman al mundo son muy confundidos, porque éste no responde a lo que ellos esperan; quienes aman la palabra de Dios, tienen gran paz, porque supera lo que ellos esperan. Aquellos en quienes reina este santo amor, no serán confundidos por escrúpulos innecesarios, ni se ofenderán con sus hermanos. Una buena esperanza de salvación compromete el corazón para ejecutar los mandamientos. Y nuestro amor por la palabra de Dios debe someter nuestra lujuria y desarraigar nuestros afectos carnales... Debemos guardar los mandamientos de Dios, y confiar en sus promesas. El ojo de Dios está sobre nosotros; esto debe hacernos muy cuidadosos en la obediencia a sus mandamientos”.

 

2. UNA SANTA SERENIDAD (PAZ).

 

“Abundante satisfacción en cumplir con su deber y gozo en reflexionar sobre ella. “El efecto de la justicia será paz” (Is 32:17), una paz que el mundo no puede dar ni quitar. Pueden estar en grandes problemas, y disfrutar de gran paz interna, abundante luz interna. Los que aman el mundo tienen gran aflicción, pues no responde a sus expectativas; los que aman la palabra de Dios tienen gran paz, pues supera sus expectativas, y en ella están seguros” (M. Henry).

 

SIN PAZ:

Los que no conocen de Dios viven turbados, en angustia, intranquilos, preocupados. El impío es como el mar en tempestad, sin paz (Is 57:20-21). Buscan paz en todo, menos en Cristo: Dinero, posesiones, en conseguir esposo o esposa, buscan paz interior, hacen yoga, pensamiento positivo, en falsos dioses y religiones. Pero nunca están contentos con nada, nunca termina de saciar su alma, están desviados, no hay paz para ellos.

 

Dios dijo a los israelitas, que, por la desobediencia, tendrían tal temor, que aún por el sonido de una hoja tendrían angustia (Lv 26:36-38). Cualquier cosa que pasa es causa de sospecha, temor: la caída del sistema, si se va la luz, un accidente de avión, un incendio, y decimos: “¡El gran reseteo!” “¡la persecución!”; y entonces nos abrumamos, y abrumamos a otros. Debemos diferenciar entre un accidente, o causadas para causar daño, u otras que son parte de una conspiración global. Hay muchas teorías de conspiración, se dicen muchas cosas cada vez que pasa algo, la pregunta es ¿Pueden comprobarse? ¿podemos asegurarlo? Muchas han sido falsas en el pasado, el código de barras como marca de la Bestia, el fin del mundo en el año 2.000, un gran apagón en el 2021, otra pandemia en el 2024. Y se generan pánicos innecesarios. Hay otras que son absurdas (reptilianos, invasión alienígena, etc). Hilamos muy delgado, una foto, una imagen, un saludo, una seña, una mirada, y sacamos conclusiones de esto. Todo esto es subjetivo, no son objetivas. Los hechos, los testimonios, si son objetivos. Verifiquemos. Descansemos más bien en la Palabra profética más segura.

 

Los 10 espías se abrumaron y abrumaron al pueblo, por los gigantes en la tierra prometida (Nm 13:27-33). No todo está controlado por las élites, o por el Papa. Muchas cosas pasan espontáneas, por accidente. Hay luchas “sinceras” (política, gobernantes, activistas). Hay planes que en verdad se frustran (no por ellos). No todo es controlado por las élites. Ellos no tienen el control de todo, Dios sí. Descansemos en el Señor. Todo lo que pasa, bueno o malo, está bajo el control soberano de Dios (Am 3:6).

 

Los israelitas temían las señales del cielo, lo que estaba fuera de su alcance (Jer 10:2). Algunos rigen sus vidas por la alineación de las estrellas, el horóscopo, las estaciones lunares, las lunas rojas, un eclipse (sol, luna), hasta por un aguacero; y otros por meros sueños. Y si bien, en el caso de estos últimos, podemos orar a Dios que nos guarde, no podemos basar nuestras vidas por estas cosas. Descansemos en la voluntad y guía del Señor en Su Palabra, y nuestra conciencia cautiva a ella.

 

Santiago dijo que muchos viven abrumados por el mañana (St 4:13-16). Muchos hacen planes, angustiados por el mañana, sin contar con Dios (Proyectos, negocios, una inversión, un trabajo, viajes).

 

MUCHA PAZ.

No podemos olvidarnos de la Ley de Dios, por ella nuestra paz aumenta (Pr 3:1-2). En la sabiduría de Dios, nuestras veredas son paz (Pr 3:13-17). En la justicia de Cristo hallamos la paz (Is 32:16-18). Por Cristo tenemos paz con Dios (Ro 5:1-2). Cristo reconcilia a judíos y gentiles (Ef 2:14-16). Cristo anunció las buenas nuevas de paz (Ef 2:17-18). Cristo rogó al Padre que nos dejara el Consolador (Jn 14:16). Recordemos que Cristo nos da la paz que el mundo no da (Jn 14:26-27). Tenemos paz en las tribulaciones (Ro 5:3-5). No temamos ni tropecemos en las conspiraciones del mundo, que el Señor sea nuestro temor (Is 8:12-13). No temamos malas noticias, confiemos en el Señor (Sal 12:7-8). No nos afanemos por la provisión futura (Mt 6:31-34). Por nada estemos afanosos (Fil 4:6-7). Los falsos maestros dan falsa paz (Jer 6:14; 8:11). Dios da paz a su pueblo (Gál 6:15-16). La paz es fruto del Espíritu Santo (Gál 5:22-23).

 

3. UNA SANTA SEGURIDAD

 

“Ningún suceso de la providencia será para ellos una tentación invencible ni una aflicción intolerable (escándalo, trampa, tropiezo: culpa, dolor), sino que su amor a la palabra de Dios les permitirá aferrarse a su integridad y preservar su tranquilidad. Aprovecharán al máximo lo que tienen y no se opondrán a nada de lo que Dios hace. Nada los ofenderá ni dañará, pues todo les beneficiará y, por tanto, les agradará, y se reconciliarán con ello… no serán propensos a confundirse con escrúpulos innecesarios, ni a ofenderse con sus hermanos (1 Co 13:6-7)” (Matthew Henry).

 

MUCHOS TROPIEZAN.

La Palabra sería tropezadero para los judíos (Is 28:11-13). Los judíos tropezaron con Cristo y la palabra, por sus tradiciones, sus mandamientos de hombres, sus ritos, su justicia propia (1 P 2:7-8). Cristo fue su tropezadero (1 Co 1:22-23). Muchos tropiezan al venir la persecución (Mt 13:20-21).

 

Muchos están en tinieblas y tropiezan por aborrecer al hermano (1 Jn 2:10-11), están llenos de rencores, rabias, odios. Cuidado que una raíz de amargura nos estorbe, tropecemos, y no alcancemos la gracia (He 12:14-15). Esto incluye a la iglesia universal, los hermanos de toda tribu, lengua y nación, no solo nuestra congregación local. Cuidado hermanos, no sea este nuestro caso, porque “el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos” (1 Jn 2:11).

 

Muchos tropiezan con los falsos maestros (Mt 24:24). Debemos seguir denunciando, contendiendo, hay evidentes falsos maestros. Pero sobre todo, recordemos que nuestro mayor enemigo es el Papado, él es Aquel Anticristo, no nos dejemos engañar por este.

 

Muchos tropiezan buscando paz y seguridad terrenal (1 Ts 5:3). Allí no está nuestra paz y seguridad.

 

NO TROPECEMOS.

 Los que siguen ídolos o falsos cristos, tropezarán, pero el Señor allana el camino a los que en Él confían, para que no tropiecen (Is 57:13-14). Juan el Bautista y sus discípulos se aferraron a las palabras de Cristo para no tropezar con Él (Mt 11:2-6).

 

Cuando vengan persecuciones, recordemos que Cristo lo advirtió para no tropezar (Jn 16:1-3). No tropecemos con el pueblo de Dios, amémonos (1 Jn 2:10). No nos irritemos ni guardemos rencores entre hermanos (1 Co 13:5-7). Los gigantes caerán, Roma, y todas las elites tropezarán y caerán (Ap 18:21).

 

Afirmémonos a la palabra profética más segura (2 P 1:19). No tropecemos con Dios, aferrémonos a su Palabra (Fil 2:14-16). Los que aman la Ley de Dios, tienen paz gozosa en ella, no tropiezan (Sal 1:1-3).

 

“MUCHA PAZ TIENEN LOS QUE AMAN TU LEY, Y no hay para ellos tropiezo”.


X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 5 de Octubre de 2025: ¡MUCHA PAZ TIENEN LOS QUE AMAN TU LEY!



Comentarios


bottom of page