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¡EL AMOR NUNCA DEJA DE SER! (Serie: La preeminencia del Amor).

  • mayesil
  • 20 jul
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 21 jul

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«El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará» (1 Corintios 13:8)

 

Acá Pablo compara el carácter eterno del verdadero amor, con el carácter efímero y temporal de los dones espirituales, de los cuales los corintios de enorgullecían tanto.


John Gill comenta: “(El amor) puede fallar en su ejercicio, como otras gracias; pero no perderse por completo. Su fervor puede disminuir; enfriarse por el pecado; apaciguarse por el error y la herejía, que carcomen como una úlcera; y puede obstruirse por una ansiosa e inmoderada preocupación por las cosas terrenales; las cuales son dañinas para la religión y la piedad, y en especial para el amor a Dios, Cristo y los hermanos. Pero esta gracia nunca falla en cuanto a su principio; es una semilla inmortal e incorruptible; vive a través de las tentaciones más violentas, como en Pedro; y bajo las más grandes deserciones y dolorosas aflicciones. Cristo es a quien ama tal alma, y los santos, es en quienes está todo su deleite. Y también continúa en cuanto a su uso, cuando la fe y la esperanza pierdan su uso, en el otro mundo, pues la fe se transformará en visión, y la esperanza en gozo; pero el amor continuará en el cielo, en una esfera más alta, en mayor grado, y de manera perfecta”.

 

1. UNA SOCIEDAD EFÍMERA Y PASAJERA.

 

Vivimos en una sociedad efímera y pasajera: Vive para la temporal, construye para lo pasajero, lo efímero, lo que se desvanece, lo que perece, lo que se destruye, lo que será quemado. Son como el rico insensato (Lc 12:20). Trabajan por lo que perece, lo que deja de ser (Jn 6:27); por eso, no debemos mirar lo temporal, lo que deja de ser (2 Co 4:18).

 

Una sociedad con un amor efímero y pasajero: De padres a sus hijos, los abandonan; de hijos a sus padres, los dejan en su vejez; entre esposos, matrimonios desechables, se acaban a los primeros conflictos y dificultades; los divorcios abundan, “amores” vienen y van. Antes decíamos: “hasta que la muerte nos separe”; hoy, eso es raro y anticuado; definitivamente, no es amor verdadero, deja muy fácilmente de ser. Los jóvenes se juran amor eterno, van de cama en cama, unos y otros, hasta se tatúan los nombres de sus parejas, se ilusionan, sufren, se entregan, pero así mismo se desvanece. Su amor es como “el hombre de doble ánimo, inconstante en todos sus caminos” (St 1:8); deja de ser. 

 

El amor del hombre es como él, efímero y pasajero como la hierba (Sal 103:15-16). El hombre es como la hierba, se seca, deja de ser en la tierra (1 P 1:24-25). El hombre es corto de días, es cortado, no permanece (Job 14:1-2). Los impíos serán consumidos, se disiparán (Sal 37:20). Su senda dejará de ser (Sal 1:6). Esta sociedad, todo este sistema babilónico, es efímera y pasajera, también dejará de ser (Ap 18:2). La gran Babilonia, la gran ramera, dejará de ser (Ap 18:21-23). Todos los imperios han dejado y dejarán de ser (Dn 2.45). Aun el Antiguo Pacto, dejó de ser (He 8:13). La Bestia y el falso profeta dejarán de ser (Ap 19:20). Satanás dejará de ser (Ap 12:12), y finalmente, este mundo como lo conocemos, dejará de ser (2 P 3:11-12). 

 

LOS DONES TAMBIÉN DEJARÁN DE SER.

Son efímeros, pasajeros, temporales; pero el amor no, es eterno. “pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”. Dejarán de ser cuando venga lo perfecto (v8-12).

 

Estos dones están, porque somos imperfectos, y los necesitamos como ayuda para conocer en parte a Dios. Hoy vemos los bordes del amor de Dios, veladamente, pero un día veremos perfectamente su amor. Hoy no entendemos realmente el amor de Dios por nosotros; amamos imperfectamente, pero allá amaremos perfectamente, sin pecado, y ya no necesitaremos más los dones.

 

Los dones son útiles para la iglesia hasta que vuelva Cristo (1 Co 16-8). Y aunque los tengamos, recordemos que sin amor, de nada nos sirven (v1-3). La fe y la esperanza también acabarán, pero no el amor (v13).

 

2. EL AMOR DE DIOS NUNCA DEJA DE SER.

 

«El amor es eterno y jamás pierde su validez. Así como la Palabra de Dios nunca fracasa, el amor nunca falla. El amor es eterno porque es uno de los atributos de Dios (1 Jn 4:8, 16: Dios es amor). El amor emana de Dios hacia su pueblo por todo el tiempo y la eternidad. Mientras que todo lo demás que es parte de la creación de Dios se termina, el amor continúa activo e influyente» (Hendriksen & Kistemaker).

 

UN DIOS QUE NUNCA DEJA DE SER.

Un Dios que nunca dejará de ser, un Dios Eterno (Dt 33:27). Un Dios que nunca deja de ser (Ap 4:8). Dios nunca dejará de ser, vive para siempre (Dn 4:37). Dios nunca dejará de ser, Él y su reino son eternos (Dn 4:2). Cristo nunca dejará de ser, es Eterno (Is 9:6). Cristo y su sacerdocio nunca deja de ser, permanece para siempre (He 7:24). Cristo es el Eterno (Ap 1:8). Es el mismo desde y por la eternidad (He 13:8). Su Reino nunca dejará de ser, será para siempre (Is 9:7). Su Reino permanecerá para siempre (Dn 2:44). El Espíritu Santo, como el Padre y el Hijo, nunca deja de ser (He 9:14). La Palabra de Dios nunca dejan de ser (1 P 1:25). El Evangelio nunca deja de ser (Ap 14:6).

 

EL AMOR DE DIOS POR ISRAEL.

Nunca dejarían de ser en esta tierra. Con amor eterno los amó (Jer 31:2-3). Por amor a sus padres, les dio la tierra prometida (Dt 4:37-38). Los amó, los liberó, aunque eran los más viles de la tierra (Dt 7:7). Por amor a los padres, escogió su descendencia (Dt 10:15). Prometió amar para siempre a Benjamín (Dt 33:12). Amó a la tribu de Judá (Sal 78:67-68). La reina de Saba reconoció que Dios siempre había amado a Israel (1 R 10:9). Los amó desde que los formó (Os 11:1). Dios amó a Jacob (Mal 1:2-3). Dios los amó aunque fueron infieles (Os 3:1). Cristo quiso juntarlos hacia Él, pero ellos no quisieron (Mt 23:37). Cristo lloró por Jerusalén al ver su ceguera (Lc 19:41-42). Lamentó que no reconocieron el tiempo de su visitación, por tanto le vendrían juicios (Lc 19:43-44). A pesar de esto, Dios no los desechó; los amó desde siempre (Ro 11:1-2). Aunque fueron y son enemigos de Cristo, son amados por Dios por causa de los padres (Ro 11:28-29).

 

EL AMOR DE DIOS POR NOSOTROS.

La misericordia de Dios nunca deja de ser, es eterna (Sal 103:17-18). Amó a la iglesia desde la eternidad (Ef 1:4-5). Amó a su pueblo desde y hasta la eternidad (Ro 8:29-30). Dios da vida eterna a los que creen en Su Hijo, esta nunca deja de ser (Jn 3:16; 36a; 5:24). Cristo salva e intercede perpetuamente por su pueblo, esto nunca deja ser (He 7:25). El Espíritu Santo sella eternamente al pueblo de Dios, su sello nunca deja de ser (Ef 1:13-14). Somos renacidos por la Palabra de Dios que nunca deja de ser (1 P 1:23). Su amor por nosotros acá en la tierra, no dejará de ser (Fil 1:6). Aunque estemos bajo su vara de disciplina, nos ama (Ap 3:19). Ninguna tribulación nos puede separar del amor de Cristo (Ro 8:35-37). Nada en el cielo y la tierra nos puede separar del amor de Dios (Ro 8:38-39).

 

Y así como su amor no deja de ser, su ira a los que lo rechacen, tampoco dejará de ser, tienen una marca que tampoco dejará de ser (Ap 14:10-11). Su castigo nunca dejará de ser (Mt 25:46). Su vergüenza y confusión nunca dejarán de ser (Dn 12:2). El fuego del infierno nunca dejará de ser (Mt 25:41).

 

3. NUESTRO AMOR NUNA DEJA DE SER

 

Debemos permanecer en amor por Dios, así como el amor de Dios permanece hacia nosotros (1 Jn 4:17). Debemos amarlo siempre (Fil 4:4). Debemos amarlo aunque suframos persecuciones, y la apostasía y la maldad abunden (Mt 24:10-13). Debemos amarlo aunque caigamos, como Pedro (Jn 21:17). Si nuestro amor se ha apagado, volvamos al primer amor, y que nunca deje de ser (Ap 2:4-5). Nuestro amor por Cristo no puede dejar de ser nunca, eso hacen los malditos (1 Co 16:22). Debemos amar su Venida hasta el fin de nuestros días (2 Ti 4:7-8). Nuestro amor por Dios se extiende hasta el día del juicio (1 Jn 4:17). Debemos amarlo por los siglos de los siglos (Ap 1:6-7).

 

Nuestro amor por nuestra pareja, nunca debe dejar de ser en la tierra, hasta que la muerte nos separe (Ro 7:2-3). Somos una sola carne, que no puede dejar de ser en esta tierra (Mt 19:5-6; Gn 2:24). Dios aborrece el divorcio (Mal 2:16). Amémonos hasta la vejez (Pr 5:18-19). Debemos amar a los hermanos hasta vernos con Cristo, nunca debe dejar de ser (He 10:24-25). Debemos amar a nuestros parientes y compatriotas inconversos, sus almas, lamentar su estado, como Pablo con los israelitas inconversos (Ro 9:2-5).

 

Debemos andar en amor (Ef 5:1-2). Nuestro amor debe permanecer en esta tierra (v13). La iglesia que ama verdaderamente, nunca dejará de ser, las puertas del hades no prevalecerán contra ella, porque está edificada sobre la Roca que es Cristo (Mt 16:18), el que nos amó desde la eternidad. La iglesia nunca podrá ser destruída,  nunca dejará de ser, pues fue fundada en el amor eterno de Dios (Hc 5:39-40).

 

¡EL AMOR NUNCA DEJA DE SER!



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 20 de Julio de 2025: ¡EL AMOR NUNCA DEJA DE SER!



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