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¡SI ALGUNO QUIERE IR EN POS DE CRISTO!

  • mayesil
  • 23 feb
  • 7 Min. de lectura


«Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame» (Marcos 8:34).

 

Acá Cristo da los términos del discipulado; tanto para los que empezaban a escucharlo, como para los que ya eran discípulos. Cristo les venía diciendo que debía sufrir y padecer; y ahora les dice que ellos también deben estar dispuestos a lo mismo, si quieren ser sus discípulos. Algunos esperaban un reino terrenal (riquezas, honor, placeres mundanos); pero Él les habla de negación y tomar la cruz; y les dice que debían prepararse y soportar persecuciones, sufrimientos y muerte, si querían ser sus discípulos.

 

1. EL LLAMADO A SEGUIRLE.

 

“Al llamar a sus discípulos les dijo: “Sígueme”. Un verdadero discípulo de Cristo lo sigue en su deber y lo seguirá hasta la gloria. Es aquel que va en pos de Cristo (No le da órdenes, como Pedro)… va en pos de él, como la oveja en pos del pastor, el siervo en pos de su amo, el soldado en pos de su capitán; es aquel que aspira al mismo fin que Cristo aspiraba (Gloria de Dios, cielo); que camina en el mismo camino que él caminó, es guiado por su Espíritu, sigue sus pasos, se somete a su voluntad y sigue al Cordero por dondequiera que va (Ap 14:4)” (M. Henry).

 

Es un llamado a todos: “Y llamando a la gente y a sus discípulos” (Lc 9:23: “Y decía a todos”). Para cualquiera que tenga algún deseo (la gente), o que ya haya tomado la resolución de seguir a Cristo (los discípulos), sea rico o pobre, erudito o ignorante, joven o anciano, hombre o mujer, esclavo o libre.

 

Esta cita viene en el contexto donde Cristo les estaba preguntando a sus discípulos sobre qué decía la gente de Él; y Pedro declara que Él es el Cristo (V27-29). Cristo entonces les anuncia sus padecimientos, muerte y resurrección (V31-32a). Con esto afirmaba que Él era el Cristo; sin embargo Pedro, carnalmente, amonesta a Cristo por decir esto (V32b). Cristo entonces reprende a Pedro por hablar neciamente (V33). Los discípulos tenían ideas erradas, no podían pensar en la idea de la crucifixión, que Cristo debía padecer y morir. Esperaban honores mundanos y recompensas temporales al servicio de su Maestro. No entendían que los verdaderos cristianos, como Cristo, deben ser perfeccionados por medio de los sufrimientos (He 2:10); y que Cristo fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil 2:8). Por tanto Cristo hace el llamado a todos los que quieran seguirlo, que debían negarse y tomar la cruz, perder sus vidas por ganar el cielo (V34-38).

 

La salvación es por gracia, pero si usted dice que ya cree, o desea seguir a Cristo, debe estar dispuesto a cumplir este llamado, debe obedecer esto. Nadie puede esperar ir al cielo, sin sufrimientos, padecimientos, dolor. Muchos creen que seguir a Cristo, no le va a implicar problemas, dolores o conflictos en la tierra.

 

Cristo, y la Biblia, hacen llamados similares. Cristo dijo a las multitudes que seguirlo costará la familia, y aún la vida misma (Lc 14:25-27). Por eso les dijo que debían calcular el costo (Lc 14:28-30). Cristo dice que los que quieran ser sus discípulos, debían estar dispuestos a renunciar a lo que poseen (Lc 14:33). Jesús le dijo al jóven rico que dejara sus riquezas y lo siguiera (Mc 10:21). El Señor dice de Pablo, cuánto iba a padecer por su nombre (Hc 9:15-16). Pablo dijo a los discípulos que era necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar al cielo (Hc 14:22). Jesús deja claro a quienes querían seguirlo, que debían estar dispuestos a abandonar muchas cosas terrenales (Lc 9:57-62).

 

2. NIEGUESE A SÍ MISMO.

 

“Pedro había aconsejado a Cristo que se perdonara a sí mismo (“ten compasión de ti”); pero Cristo dice que más bien deben es negarse a sí mismos. Deben seguir a Cristo, y su nacimiento, vida y muerte, fueron actos de abnegación, un vaciamiento de sí mismo (Fil 2:7-8)… y “el siervo no es mayor que su señor” (Jn 15:20). Todos los discípulos y seguidores de Cristo deben negarse a sí mismos. Es la ley fundamental de admisión a la escuela de Cristo, la primera y gran lección que se debe aprender allí... no debemos admirar nuestra imagen, ni satisfacer nuestro propio humor; no debemos apoyarnos en nuestro propio entendimiento, ni buscar nuestras propias cosas, ni ser nuestro propio fin… Debemos negarnos a nosotros mismos por Cristo, su voluntad y gloria; debemos negarnos a nosotros mismos por los hermanos, y por su bien; debemos negarnos a nosotros mismos por nosotros mismos, negar los apetitos carnales por el bien del alma” (Matthew Henry).

 

EL YO:

Es el obstáculo más grande para seguir a Cristo. El Yo me lleva a adorar el ídolo de mi conveniencia, a seguir las riquezas para satisfacer mi codicia, a seguir el mundo para satisfacer mis placeres carnales, a poner a mi familia antes que a Cristo, para evitar problemas. El Yo quiere su bienestar, comodidad, tranquilidad, felicidad, paz, autorrealización, al Yo no le gusta padecer, enfermarse, sufrir, la persecución. Vivimos en una sociedad que gira en torno a gratificar el Yo, una sociedad que nos dice: “Amate a ti mismo”, “tú primero”, “se feliz”, “lucha por tus sueños”, “no dejes que nadie te los robe”, “mereces lo mejor”. Con el amor al Yo venimos de nacimiento (Ef 5:29). Por eso el Señor nos manda a amar al prójimo como YA nos amamos (Mt 22:37).

 

Pedro pensó en el Yo de Cristo, y le dijo que tuviera compasión de sí mismo (Mt 16:22). Amán, aunque era el segundo después del rey Asuero, y lo tenía todo, no soportó que Mardoqueo no se arrodillara ante él (Est 5:13). Pero Zeres, su esposa, satisfizo el Yo de Amán, proponiendo una horca para ejecutarlo (Est 5:14). Acab hizo una rabieta infantil, por no poder tener la viña de Nabot (1 R 21:4). Pero Jezabel, su mujer, satisfizo el Yo de Acab, prometiendo dársela (1 R 21:7).

 

Al Yo no le importa el alma, solo le importa la carne (V35). El Yo odia al que le dice la verdad (Gál 4:16). Al Yo no le gusta que lo exhorten, que le muestren sus pecados, que le digan que debe arrepentirse, tomar medidas, y cambiar. Al Yo no le gusta escuchar. Al Yo no le gusta morir, levantarse temprano a orar, ganarse problemas por predicar, no le gusta meditar en las Escrituras, y cambiar. Al Yo no le gusta negarse a sí mismo.

 

DEBEMOS NEGARNOS A NOSOTROS MISMOS:

Debemos estar dispuestos a crucificar nuestras pasiones pecaminosas, a hacer morir las obras de la carne, a luchar diariamente contra el pecado y el mal, a salir del mundo. Debemos negarnos a los deseos de nuestra carne (Gál 5:24). Debemos negarnos a lo terrenal (Col 3:5-7). Debemos negarnos al viejo hombre (Col 3:8-9). Debemos negarnos al mundo y sus placeres (Gál 6:14). Debemos negarnos a nuestra pasada manera de vivir (Ef 4:22-24). Debemos negarnos a nuestros éxitos y reputación pasada de la tierra (Fil 3:7-8).

 

Debemos también negarnos entre nosotros (Col 3:12-13). El Yo es impaciente, implacable con otros, no con él. El Yo quiere que todo se haga como él dice. Debemos negarnos si nos ofenden (1 P 3:9). El Yo se ofende mucho cuando le ofenden, le gusta ganar, que le den la razón. Debemos negarnos por amor a otros (1 Co 13:4-7).

 

Cristo se negó por nosotros (Fil 2:6-8). Debemos negarnos a nuestra propia justicia para salvarnos (Fil 3:9). La Gracia por Cristo, derriba el orgullo, la justicia propia, el ego y jactancia humana, humilla el Yo del hombre. La carne debe ser crucificada diariamente. Al diablo hay que resistirlo diariamente. Al mundo hay que vencerlo diariamente. Hay una guerra que librar y una batalla que pelear.

 

3. TOME SU CRUZ, Y SIGALE

 

“Son todos los sufrimientos: aflicciones providenciales, persecuciones por causa de la justicia, cada problema que nos sobreviene... Los problemas de los cristianos se llaman apropiadamente cruces, en alusión a la muerte de cruz, a la que Cristo fue obediente; y debería reconciliarnos con los problemas y quitarnos el terror de ellos, que estos sean lo que llevamos en común con Cristo” (Matthew Henry).

 

TOME SU CRUZ: (“cada día”. Lc 9:23). 

Debemos estar dispuesto a morir, a saber que nuestra vida está en peligro, que ser cristiano puede ser peligroso. Si nos hemos negado a cosas por Cristo, tendremos la vida eterna, y algunas otras cosas en esta vida, pero con persecuciones (Mc 10:29-30). Los que se han negado viviendo piadosamente, padecerán persecución (2 Ti 3:10-12).

 

Debemos estar dispuestos a morir por Cristo (V35b). Debemos estar dispuestos a perder nuestras vidas por Cristo y el evangelio. Muchos no solo les pesa la cruz, le temen. Cristo tiene sus mártires (Ap 17:6). Cristo vengará su sangre a su tiempo (Ap 6:10-11). Somos bienaventurados si padecemos por Cristo (Mt 5:12-13). Nuestros antecesores padecieron mucho más de lo que nosotros hemos padecido (He 11:36-38).

 

Y SÍGAME:

Lo seguimos, tomando la cruz hasta la muerte, como hizo Cristo. Sigamos sus pisadas en los padecimientos (1 P 2:21). Callemos como Él, al llevar nuestra cruz (1 P 2:22-23). Perdonemos como Él nos perdonó (Col 3:13b). Vivamos en santidad, purifiquémonos como Él es Puro (1 Jn 3:3). Neguémonos, tomemos la cruz hasta la muerte, como hizo Cristo (Fil 2:5-8). La cruz que Él nos pide llevar, es liviana, pues Él lleva/llevó la mayor la parte (Mt 11:29-30).

 

Seguir a Cristo implica que debo buscar otro trabajo, o dejar de vender un domingo, para poder congregarme; que debo organizar mi matrimonio, que usted mujer debe sujetarse a su esposo, y que su prioridad son sus hijos, no el trabajo; que usted hombre debe ser cabeza, y llevar a su familia a Cristo, y educar a sus hijos en la disciplina de Dios; que los hijos deben obedecer a sus padres en todo lo bueno; que las mujeres deben vestirse piadosamente; que los hombres debemos cerrar nuestros ojos afuera para no pecar; que debemos levantarnos temprano a orar; que debemos meditar y profundizar en la Biblia para obedecerla; que debemos poner en práctica los sermones y estudios semanales; que debemos atender a las exhortaciones; que debemos servir a los hermanos, que debemos perdonar; que debemos negarnos a nosotros mismos, y tomar la cruz.

 

¿Va a seguir a Cristo? “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 23 de Febrero de 2025: ¡SI ALGUNO QUIERE IR EN POS DE CRISTO!



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