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¡NO DESECHÉIS AL QUE HABLA DESDE LOS CIELOS!

  • mayesil
  • 26 ene
  • 5 Min. de lectura


«Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos» (Hebreos 12:25).

 

Dios habló por los ángeles y Moisés en el monte Sinaí, y ahora habla desde el cielo, por medio de Cristo y su evangelio, por medio de Cristo el mediador del Nuevo Pacto, cuya sangre habla mejor que la de Abel (He 12:24). Es aquí donde Dios habla al hombre de la manera más excelente y clara. Cuando Dios habla ahora, la culpa de los que lo rechazan es mayor, y su castigo será más intolerable, no hay modo de soportarlo. No debemos por tanto rechazar al que nos habla de los cielos.

 

1. EL QUE HABLA.

 

“Jesús, el Mediador del nuevo pacto, cuya sangre habla mejores cosas que Abel. Él fue el orador en el concilio y pacto de gracia, que habló por los elegidos; que dijo, y fue hecho, en la creación de todas las cosas; al dar la ley a los israelitas en el desierto, siendo el ángel que habló a Moisés en el Monte Sinaí. Él habló a Dios por los santos del Antiguo Testamento, y fue el ángel de la presencia de Dios para ellos. Él habló en su propia persona, como el profeta de la iglesia, en los días de su carne; y ahora habla en el cielo, apareciendo ante Dios por su pueblo, presentando su sangre, justicia y sacrificio” (John Gill)

 

Los israelitas se acercaron al Monte Sinaí, un monte que podían palpar, pero que tenían prohibido acercarse; nosotros nos acercamos al Monte Sión, con Cristo como Mediador del Nuevo Pacto, afirmado y sellado con su Sangre (V18-29).

 

Cristo es quien hoy nos habla desde el cielo, Dios hoy nos habla por su Hijo (He 1:1-2). Dios levantaría al gran profeta (Dt 18:15-18). Muchos procuraron matarlo (Jn 8:40). Muchos no entendieron al que hablaba (Jn 8:42-43). Aunque dijo siempre la Verdad, no le creyeron (Jn 8:45-47). Profeta nos levantó (Hc 3:22). Él nos pedirá cuentas si no lo escuchamos (Dt 18:19). El que no lo escuche será desarraigado (Hc 3:23). El que lo oye no será avergonzado (Ro 10:11). Lo obedecen, oyen su voz y lo siguen; les dará vida eterna (Jn 10:27-28).

 

2. LO DESECHARON.

 

“La versión Etíope traduce: "quien se les apareció en el monte (Sinaí)”. Significando a Dios mismo, quien descendió en el monte, y dio los 10 mandamientos a los hijos de Israel; o Cristo, el Ángel que habló a Moisés en el monte; o Moisés, quien habló de parte de Dios al pueblo en la tierra, siendo su mediador; quienes lo rechazaron, no lo obedecieron, aunque prometieron hacer todo lo que se les dijera; por lo que no escaparon de la venganza y castigo divinos; sus cuerpos cayeron en el desierto, y no se les permitió entrar en la tierra de Canaán” (John Gill).

 

LOS AMONESTÓ/HABLÓ EN LA TIERRA. Dios dio los 10 mandamientos a Israel en el Sinaí (Éx 20:1-17). Ellos temblaron después de recibirlos (Éx 20:18-19). Más adelante, a la nueva generación (menores de 20 años), Moisés les recuerda cómo habían recibido los 10 mandamientos (Dt 4:11-13). Moisés recuerda la experiencia en Horeb, y les entrega por segunda vez los 10 mandamientos (Dt 5:2-5). Moisés, después de entregar por 2ª vez los 10 mandamientos, les recuerda de nuevo la terrible manera en que fue entregada la primera vez (Dt 5:22-23).

 

DESECHARON AL QUE LOS AMONESTÓ. Después de la misión de los 12 espías, les declara su sentencia (Nm 14:29-35). Desecharon a Moisés que les hablaba de parte de Dios; se fueron tras la idolatría (Hc 7:38-41). Aunque bebieron de Cristo, aunque caminaron como pueblo de Dios y gozaron de sus privilegios, quedaron postrados en el desierto (1 Co 10:1-5). Tentaron a Dios (He 3:9-11). Por incrédulos, murieron en el desierto (He 3:16-19). Ellos no recibieron la palabra con fe (He 4:2).

 

3. NO LO DESECHEMOS.

 

“Cristo, que vino originalmente del cielo; el Señor del cielo; cuya doctrina es del cielo; y quien, habiendo hecho su obra, ha ido al cielo; donde ahora está, y desde donde habla; y de allí vendrá por segunda vez, como Juez de todos. Muchos se apartan de él; de una profesión de él, y de su Evangelio y ordenanzas, y retroceden para perdición; tales no escaparán de la ira y la venganza divinas; el castigo más severo será infligido sobre ellos (He 10:29)” (J. Gill).

 

NOS AMONESTA DESDE LOS CIELOS. Cristo hoy nos habla (He 1:2); nos habla por su Evangelio, las buenas nuevas, sus consejos, enseñanzas, vida, obra, milagros. Nos habla por la Palabra (Jn 5:39); por su Ley, mandamientos, enseñanzas, su mensaje, lo que declara, condena, aprueba, el carácter de Dios que manifiesta. Nos habla por su Espíritu (Jn 14:26), dándonos discernimiento espiritual, luz, entendimiento, guía, instrucción, nos da convicción de pecado. Él Espíritu nos da testimonio de Cristo (Jn 15:26); mora en nosotros, nos guía a la Verdad, nos lleva a Cristo, nos hace poner los ojos en Él. Nos habla por los ministros (Ef 4:11-15), a través de los sermones, enseñanzas, estudios, comentarios bíblicos, libros, exhortaciones, consejos, recomendaciones. Nos habla por los hermanos (He 10:24-25), con exhortaciones, reprensiones, consejos, consuelo. Nos habla aún por el impío (Lc 19:40); por nuestros padres, hermanos, amigos, jefes, compañeros de trabajo, con consejos conforme a la Biblia, así ellos no lo sepan.

 

NO DESECHÉIS AL QUE HABLA. Hay peligro de caer en la apostasía total. Si no escaparon ellos, mucho menos nosotros (He 2:2-4). No endurezcamos nuestros corazones como los israelitas en el desierto (He 3:7-8). Que ninguno de nosotros se aparte del Dios vivo (He 3:12-13); que ninguno de nosotros deserte poco a poco de la iglesia, la comunión, y se vaya al mundo. A nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos, pero desde el cielo (He 4:1-2). Cristo es anunciado al mundo por la iglesia, pero es despreciado y desechado (Is 53:3). Cristo para muchos en el mundo, es una fábula, está pasado de moda, no vale la pena seguirlo, o dejar cosas por Él; ellos no quieren apartarse de sus malos caminos. Muchos siguen resistiendo al Espíritu Santo como los judíos (Hc 7:51-53); no quieren recibir el Evangelio, el llamado al arrepentimiento, a dejar su justicia propia, obras, ídolos, y aferrarse a Cristo solamente. Quienes transgredían la Ley, debían morir; mucho mayor castigo tendremos nosotros si rechazamos al que nos habla desde el cielo (He 10:28-31). La paga del pecado es muerte (Ro 6:23); merecemos morir, merecemos el mayor castigo si despreciamos a Cristo, si apostatamos de la fe. Mucho hemos recibido, mucho más se nos demandará (Lc 12:47-48). No vendamos a Cristo por un plato de lentejas (He 12:15-17), no lo vendamos por el mundo, dinero, planes, proyectos, por una pareja o la familia. No nos cansemos de esperar a Cristo, no corramos al mundo (Mt 24:48-51). No sigamos el ejemplo de los israelitas, que codiciaron, fueron idólatras, mundanos, carnales, fornicaron, tentaron a Dios y murmuraron contra Él y sus ministros (1 Co 10:6-12).

 

¡No desechéis al que habla desde los cielos! “Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos”.



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 26 de Enero de 2025: ¡NO DESECHÉIS AL QUE HABLA DESDE LOS CIELOS!



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