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¡EL AMOR NO GUARDA RENCOR! (Serie: La preeminencia del Amor).

  • mayesil
  • hace 3 días
  • 6 Min. de lectura


«(El amor) no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor» (1 Corintios 13:5)

 

John Gill comenta: «"No piensa mal"…No piensa en el mal que otro le hace; perdona, como Dios lo ha perdonado, de modo que olvida la injuria y no la recuerda más. la versión Árabe dice: «y no recuerda el mal»; una vez perdonado, no piensa en él; no medita en vengarse, ni trama el mal contra quien le ha agraviado, como Esaú contra Jacob. La versión Etíope traduce: "ni piensa el mal ni consulta el mal"; o "no imputa el mal", registrarlo en la cuenta del que lo ha cometido contra él, perdona libre y completamente, como Dios, cuando perdona el pecado, no lo imputa. No sospecha del mal en los otros (Inferencias, insinuaciones, sin pruebas), no se deja llevar por malas sospechas y celos infundados».

 

1. UNA SOCIEDAD RENCOROSA.

 

Vivimos en una sociedad rencorosa: Venganzas, guerras, crímenes pasionales, ajustes de cuentas, desquites, dicen “como me hizo así lo haré”. Gente que no duerme por el rencor, gente que no descansa, amargada, que no perdona. El rencor lleva a la ira, y la ira puede llevar al asesinato. Sin embargo, todos hablan del perdón; pero solo exigen el perdón de los otros hacia ellos, y no el deber de perdonar las ofensas de otros. Incluso dicen que debemos "perdonarnos a nosotros mismos” (Amor propio. Más fácil esto, que perdonar a otros).

 

Vemos también acusaciones sin fundamento, falsos testimonios, por causa del rencor o por albergar malos pensamientos sin justa causa hacia otros, por malas sospechas. El mundo en general alberga rencor contra los otros en su corazón, con sus labios dicen una cosa, pero en sus corazones hay raíces de amargura, resentimientos, deseos de venganza, por ofensas recibidas. Muchas veces esa raíz está dormida, pero cuando sucede algo similar, vienen a la mente los recuerdos de ofensas pasadas, y se reaviva el rencor en el corazón. Eso es gran señal que en realidad no hemos perdonado.

 

Muchos albergan rencor por faltas de otros que ni siquiera saben que cometieron, dicen: "nunca me saluda"; "es más amable con otros que conmigo"; "exhortó, corrigió a mi hijo, hija, esposo, esposa, etc"; "nunca me escucha", "me molesta lo que me hizo, lo que me dijo, como me lo dijo". Albergan resentimiento contra ellos. Sentir fastidio en el corazón por la forma de ser, hablar o actuar de un hermano o hermana (impíos, familia), también es una forma de rencor, y es una raíz de amargura muy pecaminosa. Vivimos en una sociedad llena de amargura (Ro 3:14-15).

 

Una sociedad llena de amargura y ajenjo (Ap 8:11). Hermanos recuerden que el amor “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (1 Co 13:7), que debemos procurar la paz con todos; y que Dios solo escucha las oraciones de los corazones perdonadores. Una sociedad que no perdona, es una sociedad que no puede esperar el perdón de Dios.

 

2. GUARDANDO RENCOR.

 

"no guarda un registro de los agravios recibidos. Como el contador que mira las hojas de su libro mayor para ver cuánto es el deber y el haber. Puede dar un informe exacto y una lista detallada (del otro, no propia). Algunos guardan una lista similar de los agravios que han recibido" (Hendriksen & Kistemaker).

 

EL RENCOR.

Job guardó rencor contra Dios, por las pruebas que estaba pasando (Job 10:1-2). Esaú guardó rencor contra su hermano Jacob por la bendición que le robó, y buscó matarlo (Gn 27:41). Algunos judíos juraron bajo maldición matar a Pablo; le guardaban rencor por haber abandonado el judaísmo y abrazado el cristianismo (Hc 23:12). Muchos se llenan de gran ira y rencor al sufrir una infidelidad conyugal (Pr 6:34-35). Muchos son vengativos por cualquier afrenta; y es mejor arreglarse con ellos (Mt 5:25-26). Muchos no perdonan fácilmente las ofensas de otros, a pesar que han sido perdonados (Mt 18:28-35).

 

LOS MALOS PENSAMIENTOS HACIA OTROS.

Albergarlos, hace pensar mal de otros, juzgarlos, sin justa causa. Los amigos de Job pensaron mal de él, a causa de sus pruebas (Job 21:27). Los príncipes de Amón pensaron mal de David, e incitaron a Hanún rey de Amón, contra sus siervos (2 S 10:2-4). Los varones de Anatot maquinaron matar a Jeremías (Jer 11:19). El pueblo maquinó para matar a Jeremías, a pesar que había intercedido ante Dios por ellos (Jer 18:18-20). El rey de Amón uso a Ismael para conspirar y matar a Gedalías (Jer 40:14-16). Los Escribas pensaron mal de Cristo por sanar al paralitico (Mt 9:2-4). Simón el Fariseo puso en duda a Cristo como Profeta por la mujer que lloraba a sus pies (Lc 7:39). Los celos y el amor se oponen entre sí; ambos despiertan un sentimiento fuerte. Los celos son fuertes como el infierno (Ecl 8:6). Los celos perturban (Stg 3:16). Los falsos maestros incitan a malas sospechas contra el Señor y su Palabra (1 Ti 6:3-5).

 

3. ¡EL AMOR NO GUARDA RENCOR!

 

“No piensa mal. No alberga malicia ni cede a la venganza. No se enoja pronto ni por mucho tiempo; no es maliciosa ni se inclina a la venganza; no sospecha maldad de los demás; no razona maldades ni los culpa por inferencias e insinuaciones, si no hay evidencia (sin pruebas). El amor no tiende a ser celoso ni desconfiado” (Matthew Henry).

 

DIOS NOS PERDONÓ.

Dios perdona a su pueblo, como dice la parábola de los dos deudores (Mt 18:23-27). Lo hace por medio de Su Hijo, al entregarlo por nosotros (Jn 3:16). Cristo murió por nosotros, aunque nos habíamos rebelado como impíos (Ro 5:6). Aunque lo habíamos menospreciado (Is 53:3). Aunque lo tuvimos por azotado y herido de Dios, como nada, como leproso (Is 53:4). Aunque nos descarriamos pecando contra Él; Dios cargó en Él todos nuestros pecados (Is 53:5-6). Cristo oró por nosotros los transgresores (Is 53:12). Dios dijo que perdonaría nuestra maldad y nunca más se acordaría de nuestros pecados (Jer 31:34). El autor de Hebreos lo dice citando a Jeremías (He 8:12). Y también más adelante vuelve a mencionarlo (He 10:17-18). Dios ha arrojado nuestros pecados a lo profundo del mar (Miq 7:18-19). Lo ha hecho por medio de Su Hijo, al enviarlo al mundo, a morir por nosotros para perdonarnos y salvarnos. Lo ha hecho aunque éramos pecadores y enemigos suyos (Ro 5:8-10). Cristo puede perdonar sus pecados (Mt 9:6). Así sean muchos (Lc 7:47-48).

 

DEBEMOS PERDONAR.

Si es que hemos sido perdonados por Dios (Ef 4:31-32). Hendriksen & Kistemaker comentan: “El amor es olvidadizo cuando se trata de recordar injurias e injusticias. Una vez que los agravios han sido perdonados, deben olvidarse y jamás volverse a mencionar”. Si tenemos un corazón perdonador, podemos acercarnos a Dios confiados que también Él nos perdona (Lc 11:4). Si no perdonamos, no esperemos el perdón de Dios (Mt 6:12-15). El no perdonar, genera tristeza en otros, y también la ira del Señor (Mt 18:28-35). Debemos perdonar así nos hayan ofendido muchas veces (Mt 18:21-22). Debemos también pasar por alto las ofensas (Pr 19:11). Debemos buscar el perdón de otros, y el otro debe perdonar (Mt 5:23-24).

 

NO DEBEMOS ALBERGAR MALOS PENSAMIENTOS DE OTROS.

Sin causa justa, ni pruebas irrefutables. Matthew Henry comenta: “No se dejará llevar por sospechas sin pruebas; se inclinará a oscurecer y descreer las evidencias contra la persona afectada. Difícilmente tendrá una mala opinión de otro, y si lo hace, lo hará con pesar y reticencia cuando la evidencia sea irrefutable. No se atreverá a sospechar mal ni a formarse una mala opinión basándose en meras apariencias”. No guardemos raíces de amargura, más bien busquemos la paz (He 12:14-15). No aborrezcamos en el corazón al hermano (Lv 19:17). No guardemos rencores hacia un hermano (Lv 19:18). Procuremos el bien y la paz con todos (Ro 12:17-18). Aún con los enemigos (Mt 5:39-40). Amémoslos (Mt 5:44-45). No busquemos venganza (Ro 12:19). Pensemos en pagarles bien por mal (Ro 12:20-21).

 

La paz se opone al rencor, la amargura, y el pensar mal. No alberguemos malos pensamientos, así habrá gozo, paz, y bondad en nosotros (Gál 5:22-23). Si somos hijos de Dios, no puede brotar amargura en nosotros por causa de nadie (St 3:11-12). Nunca tenemos rencor hacia nosotros mismos, nunca pensamos mal de nosotros. Nos justificamos, nos perdonamos, pensamos bien de nosotros; así hagamos con los demás (Mt 22:39).

 

¡EL AMOR NO GUARDA RENCOR!



X SU GRACIA: Comunidad Cristiana.


Escucha el sermón del domingo 01 de Junio de 2025: ¡EL AMOR NO GUARDA RENCOR!



 

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